Tanzania

Pol y Gemma querían huir de lo cotidiano, salir en busca de aventuras apasionantes, vivencias integradoras y experimentar sensaciones únicas.

Contacto puro con la naturaleza, convivir e interactuar con la población local y el proyecto solidario al cual estarían aportando su granito de arena, la construcción de un centro para la atención y escolarización para las mujeres Massai, fueron algunos de los aspectos que les motivaron.

6.078 Kms les separaban de experimentar esas sensaciones que estaban buscando y que les llenarían el alma.

A la mañana siguiente, los primeros rayos del sol se vislumbraban sobre la impresionante silueta del monte Kilimanjaro, mientras el sonido de la Sabana les despertó dulcemente, completamente rodeados de naturaleza.

Durante 13 emocionantes días recorrieron la parte norte del país, entre el Kilimanjaro y el Serengueti, teniendo la oportunidad de interactuar, convivir y sentirse totalmente integrados con la población local.

A lo largo y ancho de sus 264 kms cuadrados de superficie y protegidos por una muralla de 600 mts de altura, la gran diversidad de fauna que habita en el interior del cráter del Ngorongoro les dejó maravillados. 

Testigos privilegiados de un gran espectáculo, observando de cerca, prácticamente acariciando, la infinidad de especies animales que campan a sus anchas por el Serengueti, “La llanura sin fin” como lo denominan los Massai.

 Aprendieron técnicas ancestrales de manos de los Hadzabe, cazadores y recolectores desde tiempos inmemoriales, así como los métodos de subsistencia de la tribu de los Datoga, fieros guerreros y antiguos enemigos de los Massai.

Uno de los momentos más esperados y mágicos del viaje, se disponían a vivir durante 24 horas como auténticos Massai, tocaba sacar el ganado a pastar, recolectar leña e ir a buscar agua a kilómetros de distancia.

Por la noche, nada más autentico e integrador que alojarse en una Boma y dormir sobre una piel de vaca.

En el Taranguire, pudieron sentir como la emoción les embargaba y su piel se erizaba, majestuosos Baobabs adornaban la llanura, sin saber muy bien ni cómo ni por qué, se vieron inmersos entre una manada de Elefantes que rodearon impasibles el vehículo que les transportaba, una escena de belleza sin igual.

Un recorrido a lo largo de Lagos, Montañas, Parques Naturales y Poblados, les permitió conocer de primera mano la vida y costumbres de las Tribus que habitan semejantes parajes naturales, interactuando, conviviendo y aprendiendo de ellas.

Se sintieron como Karen Blixen en “Memorias de África”, esta famosa novela, llevada también al cine, empieza con la frase “Yo tenía una granja en África…”

Las experiencias vividas durante esta aventura calaron muy hondo en sus corazones, llego el momento de la despedida con un “Tutaonana Tena” que en Swahili significa “Nos volveremos a ver”, regresando a casa con las emociones a flor de piel por todo lo que habían vivido y con ganas de volver en un futuro no muy lejano.

¿Ganas de preparar la maleta y escapar?